La libélula no puede caminar por la posición frontal de sus patas, pero la forma de “canasto” de éstas le permite atrapar a su presa y sujetarse cuando hay viento.

Se encuentran entre los más antiguos insectos de los que se tiene conocimiento, no pican a los humanos y son valiosos depredadores, ya que controlan las poblaciones de moscas y mosquitos, pero se tienen que cuidar de las aves, reptiles, arañas o libélulas de mayor tamaño.

Algunas especies son migratorias y se cuentan entre los insectos con los vuelos migratorios más largos. Pueden volar a grandes velocidades e incluso atrapar sus presas en el aire.

Emplean la ilusión óptica para acechar a otros insectos que invaden su territorio, moviéndose de tal forma que se proyectan a sí mismas como un objeto estático mientras atacan con rapidez a sus víctimas. El vuelo de la libélula es tan especial que  los ingenieros sueñan con hacer robots que vuelen como ellas.